Esta es la razón por la que también tres mujeres deportistas y especialistas sanitarias del Centro de Patología de la Mama-Fundación Tejerina animan a las pacientes de cáncer de mama y a todas las mujeres en general a practicar algún tipo de ejercicio o deporte que reduzca el riesgo de desarrollar un tumor y la recaída.
Pero también una vez que la enfermedad y sus tratamientos están presentes en la vida de la paciente, el ejercicio se convierte en un gran aliado para mejorar su calidad de vida física y emocionalmente.
“La práctica regular de actividad física es un claro factor protector frente al cáncer de mama tanto en mujeres pre como post-menopaúsicas, con un efecto positivo adicional en el control del peso corporal, el estrés y la ansiedad.”, explica Mónica Caba, radióloga especializada en imagen mamaria.
“El sedentarismo -indica- nos debilita y nos hace más vulnerables a la enfermedad, ya que favorece la obesidad y genera un entorno metabólico propicio para la aparición de enfermedades crónicas tales como la patología cardiovascular y los tumores malignos”, agregó.
Según la doctora, “además, la actividad física es capaz de interaccionar sobre diferentes aspectos biológicos como el sistema inmune, los mecanismos de reparación del ADN, los factores de crecimiento y la secreción de insulina entre otros, y condicionar una disminución del riesgo de carcinogénesis”.
Correr como terapia
Begoña Revuelta, paciente en el Centro de Patología de la Mama–Fundación Tejerina, tiene cáncer de mama metastásico y ser corredora habitual es una gran ayuda: “La práctica de ejercicio físico en general siempre me ha producido muchísima satisfacción personal, pero el running es una parte imprescindible de mi terapia”.
Relata que empezó a correr con 12 años: “Es un tiempo solo mío, yo conmigo, sin distracciones, un rato sin leer, sin TV, sin compañía y hablándome, escuchándome. Supongo que es como meditar, pues siempre corro sola, ni siquiera me pongo música”.
Antes entrenaba 4 y 5 días a la semana, “ahora cuando los pies me dejan, al menos un par de veces a la semana, pero mucha menos distancia”.
Teresa Escalonilla, psicóloga general sanitaria, señala que existen investigaciones que ·demuestran los beneficios del ejercicio físico sobre el bienestar psicológico y la regulación del dolor mediante la creación de endorfinas, además de afirmar que el ejercicio aeróbico mejora el funcionamiento físico y la fatiga y reduce la ansiedad a través de la contracción y relajación de los músculos durante el ejercicio.