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El contundente mensaje de la película Barbie y la salud íntima

Después de todas las glorias y desventuras que atraviesa Barbie para convertirse en humana, la película termina justo en un momento crucial para el personaje.

Y no, no está comenzando un extraordinario trabajo de astronauta ni va a recibir un Premio Nobel, ni siquiera se trata de darse cuenta de la auténtica belleza humana: es una cita con el ginecólogo.

¿Por qué algo tan cotidiano como una cita con el médico es lo suficientemente importante para la escena final de la película? ¿Qué hace de este inconveniente habitual una entrada unificadora en la feminidad?

Para ayudarnos con estas preguntas, hablé con la Dra. Leana Wen, analista médica, médica de emergencias y profesora de política y gestión de la salud en la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington. Anteriormente se desempeñó como comisionada de Salud de Baltimore. Estas fueron sus respuestas.

¿Se presta suficiente atención a la salud reproductiva de las mujeres?

La atención a la salud reproductiva sigue sin considerarse parte de la salud y el bienestar total. Esto se aplica no solo a las personas en edad reproductiva, sino también a las que están en la menopausia y necesitan atención durante y después de la menopausia.

Queda mucho por hacer en torno a la salud reproductiva, incluida la inversión en investigación y atención médica.

¿Por qué es importante que «Barbie» culmine con una cita con el ginecólogo?

El hecho de que todo el mundo vea a Barbie asistir al ginecólogo normaliza la experiencia. Solidifica la comprensión de que la salud reproductiva es una parte integral de la salud general.

Espero que esa sea una de las principales conclusiones de la escena: que todas las niñas, todas las mujeres, todas las personas que tienen órganos reproductivos femeninos deben recibir atención preventiva periódica para su salud reproductiva.

¿Con qué frecuencia deben acudir al ginecólogo las mujeres y las personas con órganos reproductores femeninos?

Las visitas se recomiendan anualmente para recibir atención preventiva y realizarse exámenes. Puede haber visitas más frecuentes cuando surgen preocupaciones específicas. Por ejemplo, las mujeres con sangrado menstrual abundante e irregular pueden necesitar pruebas adicionales para averiguar la causa.

¿Qué ocurre durante estas visitas?

Depende de la edad de la paciente y de si acude a otros profesionales sanitarios. Muchas mujeres solo acuden al ginecólogo para su atención sanitaria, y si ese es el caso, puede ser necesario prestar atención adicional para detectar problemas médicos como diabetes, ansiedad e hipertensión. Otras tienen un médico de atención primaria y visitan al ginecólogo únicamente por cuestiones de salud reproductiva; si ese es el caso, la visita puede limitarse más a cuestiones sexuales y reproductivas.

La visita ginecológica suele comenzar con la toma de medidas básicas: la altura y el peso, y se comprueba la tensión arterial y la frecuencia cardiaca. El médico (o la enfermera o auxiliar médico) hablará de tu historial médico, de tus antecedentes familiares sobre determinadas enfermedades y tu historial de salud sexual y reproductiva.

Algunas de las preguntas que pueden hacerte son: ¿a qué edad empezaste a menstruar y con qué frecuencia lo haces? ¿Tienes síntomas como dolor pélvico, flujo, etc.? ¿Cuál es tu identidad de género y tu orientación sexual? ¿Eres sexualmente activa con hombres, con mujeres o con ambos? ¿Eres monógama o tienes múltiples parejas sexuales? ¿Has estado embarazada anteriormente? ¿Tienes intención de quedar embarazada? En caso negativo, ¿qué método anticonceptivo utilizas?

Se te hará un examen físico general, pero la realización de un examen interno dependerá de tu edad y de los síntomas que presentes. Si no tienes síntomas, por lo general no se realiza un examen interno hasta que se realiza la prueba de Papanicolaou para detectar el cáncer de cuello uterino.

La recomendación para las pruebas de Papanicolaou es que comiencen a los 21 años, seguidas de pruebas cada tres años hasta los 29 años. A partir de los 30 años, las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino continúan de la misma manera o podrían realizarse mediante pruebas del VPH o una prueba combinada de VPH/Pap cada cinco años.

Por supuesto, estas recomendaciones serían diferentes en personas con un riesgo elevado. Además, en función de los demás síntomas que presentes, el médico puede recomendarte otras pruebas; por ejemplo, análisis de sangre para detectar anemia en caso de hemorragia menstrual abundante, o pruebas de detección de infecciones de transmisión sexual.

¿Por qué son importantes las citas periódicas?

Todo el mundo debería tener un proveedor de atención a la salud al que acudir con regularidad. Esa es la persona a la que puedes hacer todas y cada una de tus preguntas sobre salud, por incómodas o vergonzosas que resulten.

Para muchas mujeres, esa persona es su ginecólogo. Las citas regulares, al menos una vez al año, son importantes con fines preventivos y para establecer una relación continua. Acudir anualmente brinda la oportunidad de detectar nuevos problemas, como el aumento de la tensión arterial o la depresión. Permite a tu médico llevar un seguimiento de las revisiones que puedas necesitar, como las del cáncer de mama y de cuello del útero. Y la relación continua te ofrece la posibilidad de ponerte en contacto con alguien si surgen nuevos problemas entre una visita y otra.

Quiero añadir una nota personal sobre la importancia de las revisiones periódicas. A mí me diagnosticaron cáncer de cuello uterino a finales de mis 20 años, durante una prueba rutinaria de Papanicolaou. Estaba en una fase temprana y la cirugía curó el cáncer. No he tenido ninguna recaída, y tuve la suerte de tener dos hijos después. Las pruebas de detección del cáncer salvan vidas, y contar con un proveedor que se asegure de que sigues las últimas recomendaciones sobre su frecuencia es esencial.

¿Qué pasa si es difícil hacer una cita con un ginecólogo? ¿Pueden los pacientes acudir a otro proveedor de atención a la salud?

Sí, aunque debe ser un proveedor que se sienta cómodo abordando todos los aspectos del cuidado de la salud reproductiva.

Personalmente, acudo a un doctor de medicina interna que conoce bien la salud reproductiva y se siente cómodo con mis antecedentes de cáncer de cuello uterino. Muchos médicos familiares y proveedores de atención primaria están bien preparados para atender tus necesidades de salud reproductiva, pero algunos no realizan exámenes de Papanicolaou o no tienen experiencia en ciertos aspectos de la atención (por ejemplo, la inserción de dispositivos intrauterinos para el control de la natalidad). Pregúntales con antelación y, si son la única opción para ti, también puedes pedirles recomendaciones de especialistas en caso de que necesites cuidados específicos.

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