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Hijos de personas con trastornos mentales son más propensos a heredarlos, según estudio

Canadá. -Un metaanálisis, coliderado por Clínic/Idibaps, establece el riesgo medio por patologías, que puede aumentar o disminuir en función de factores ambientales.

La salud mental también se ‘hereda’. Se conocía mediante algunos estudios y metaanálisis que los hijos de personas con ciertos trastornos mentales tales como los depresivos, bipolares o psicóticos, heredan una mayor probabilidad de padecerlos, pero un nuevo metaanálisis, el mayor publicado hasta fecha, ya no deja lugar a dudas.

Asimismo, amplía hasta diez los trastornos en los que se daría ese fenómeno y confirma que en la descendencia no solo aumenta el riesgo de sufrir exactamente la misma patología que los progenitores enfermos sino que también crece la posibilidad de padecer cualquier otro tipo de afección mental.

Este trabajo, coliderado por el Hospital Clínic-Idibaps de Barcelona, junto con la Universidad de Dalhousie, en Canadá, y el King’s College de Londres, en Reino Unido, y publicado en World Psychiatry, se basa en los datos de hasta 3,2 millones de hijos de pacientes diagnosticados de algún tipo de trastorno mental, que formaron parte de las muestras de 211 estudios diferentes previos.

Los autores del estudio, con toda esa información, han podido elaborar tablas descriptivas del riesgo medio que tienen los hijos de personas diagnosticadas de enfermedades psiquiátricas de desarrollar las mismas u otras diferentes.

Cabe resaltar, que los resultados son sobre el riesgo medio pero el individual, «puede ser sustancialmente diferente, puesto que también depende de otros factores ambientales», explica Joaquim Raduà, coautor del estudio y jefe del grupo de investigación en Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad (Imard) del Idibaps, investigador del CiberSAM y profesor asociado de la Universidad de Barcelona.

Ahora bien, ¿Cómo se hereda? De acuerdo con los cálculos del metaanálisis, por ejemplo, si los progenitores sufren trastornos depresivos, el riesgo de que los descendientes los sufran también (los mismos) se multiplica por 2,3; que sufran psicosis, por dos; trastorno bipolar, por 2,1; trastornos de ansiedad, por dos; trastornos por consumo de sustancias tóxicas, por 2,4; trastornos por déficit de atención e hiperactividad, por dos; trastornos disruptivos, por 1,8; trastornos obsesivo-compulsivos, por 3,2; trastornos de la conducta alimentaria, por 3,9, y cualquier otro tipo de trastorno mental, por 1,9.

Igualmente, de los cálculos también destaca que el riesgo de los hijos de sufrir algún tipo de patología psiquiátrica a lo largo de la vida no es homogéneo sino que varía en función de la dolencia que se haya diagnosticado a los padres: si estos sufren psicosis, se multiplica por 2,6; trastorno bipolar, por 2,1; trastorno de ansiedad, por 3; trastorno por consumo de sustancias, 1,5; trastorno límite de la personalidad, 8,4, y otros tipos de trastornos mentales, por 2,3.

Ese detalle es importante porque en la herencia no se puede actuar pero sí, con prevención universal y/o específica, en otros factores que también influyen en un mayor riesgo. Según Raduà, las medidas universales sería, entre otras, evitar la obesidad, el estrés laboral, el bullying, las agresiones sexuales, el consumo de tóxicos (alcohol, cannabis y otras drogas) y hacer ejercicio físico. Y las específicas, dependerían de cada caso e incluirían la psicoterapia. Sobre el consumo de tabaco indica que «en un estudio previo vimos que, de hecho, también es un factor de riesgo para los trastornos mentales».

El científico manifiesta, que en Psiquiatría suele preguntarse al paciente por antecedentes familiares de patología mental pero en otras especialidades médicas no es así, y hay otro problema añadido: a algunas personas les cuesta admitir que alguno de sus progenitores tenía una enfermedad mental, de igual manera que antes sucedía con el cáncer o la epilepsia.

Finalmente, expresa que «Hay que acabar con el estigma y el tabú de los trastornos mentales», defiende el investigador. La información sobre los antecedentes familiares es importante para, junto con otra información clínicamente relevante, poder establecer el riesgo individual e identificar las mejores medidas de prevención y control para cada persona.

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