Santo Domingo. – Las recientes disposiciones del gobierno dominicano en materia migratoria han generado un efecto colateral inesperado en el área de salud materna: el regreso de las comadronas como alternativa para mujeres embarazadas en condición irregular. Esta práctica ancestral, con raíces que se remontan a la antigüedad (incluso mencionada en textos del 1700 a.C.), está recuperando protagonismo en comunidades rurales, especialmente en la región suroeste del país.
El fenómeno se intensificó tras la implementación en abril de un protocolo sanitario para migrantes irregulares, que ha disuadido a muchas gestantes, principalmente haitianas, de acudir a centros hospitalarios. Organizaciones no gubernamentales están apoyando esta red de parteras tradicionales, muchas de ellas mayores de 50 años con conocimientos empíricos transmitidos por generaciones.
Expertos en salud pública alertan sobre los riesgos de esta situación: la falta de controles prenatales, ausencia de normas de bioseguridad y manejo inadecuado del puerperio están incrementando las complicaciones obstétricas. Hospitales fronterizos reportan un aumento de casos graves con trastornos hipertensivos, infecciones y hemorragias postparto, principales causas de mortalidad materna en el país.
Este resurgimiento de las comadronas presenta un dilema de salud pública: mientras solucionan un vacío inmediato de atención, exponen a madres y recién nacidos a mayores riesgos. Las autoridades enfrentan el desafío de diseñar políticas que, respetando el contexto cultural, garanticen acceso seguro a servicios obstétricos para todas las mujeres, independientemente de su estatus migratorio.
Dr. Ariel Leonor
Médico Obstetra Ginecólogo