Con una tasa actual de la fecundidad adolescente de 77 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años, República Dominicana ocupa el primer lugar de América Latina en el número de embarazos adolescentes, siendo la más alta en la región de América Latina y el Caribe (ALC).
De acuerdo a datos de la OPS/OMS, el 22 % de las mujeres dominicanas entre 12 y 19 años han estado embarazadas, un 34% más alto que el promedio de ALC.
Estas cifras fueron presentadas durante el lanzamiento de la nueva campaña “Toma el Control, Ponlo en Pausa”, en el que ha trabajado el Conani de la mano con el Gabinete de Niñez y Adolescencia, cuyo objetivo es sensibilizar a la población cerca del embarazo en adolescentes, un problema muy grave que le cuesta al estado dominicano un equivalente de 0.29% del producto interno bruto, que se traduce en 245 millones de dólares al año.
Cabe resaltar que las cifras van más allá de lo económico, pues en el 2019 el 24.5% de los nacidos vivos y el 20% de los abortos atendidos en centros públicos de salud fueron de madres adolescentes (menores de 19 años), datos de acuerdo al Repositorio Nacional de Salud.
Asimismo, los números son alarmantes. Tanto así que la primera dama, en su discurso, dejó muy claro que “una cosa es cierta, nuestras niñas y adolescentes convertidas en madres a destiempo, es, en gran medida, culpa de nosotros como sociedad, como Estado. Las estadísticas son frías. Pero nosotros tenemos que proteger el sentimiento”.
El acto, realizado en el Salón las cariátides del Palacio Nacional, estuvo encabezado por la primera dama Raquel Arbaje, en su calidad de presidenta del gabinete; Luisa Ovando y Alexandra Santelises, presidenta ejecutiva y directora ejecutiva del Conani, respectivamente; asimismo, el ministro de Salud Pública, Daniel Rivera; el director ejecutivo del SNS, Mario Lama, el director ejecutivo de Senasa, Santiago Hazim y Besaida Santana, directora del Instituto Nacional de Atención integral a la Primera Infancia (INAIPI).
El embarazo adolescente perpetúa el círculo de pobreza, ya que las consecuencias socioeconómicas del embarazo adolescente en nuestro país tienen una grave consecuencia: la deserción escolar. De cada 10 adolescentes, 7, de 15 a 18 años, estudiaban cuando quedaron embarazadas en el año 2021. De las cuales 5 continuaron sus estudios, mientras que las otras 2 lo hicieron luego del nacimiento, arroja UNFPA.
Ser madre adolescente presenta más dificultades para finalizar sus estudios, situación que se complica para poder tener acceso al mercado laboral y su salida del círculo de pobreza.
Es por eso que el postergar el embarazo permite a las mujeres incluirse con mayor facilidad en la población económicamente activa, tener un mayor ingreso económico y por ende, mejores condiciones de vida.
Finalmente se resaltó que, a la fecha, la Política de Prevención y Atención de Uniones Tempranas y Embarazos en Adolescentes exhibe logros importantes, entre ellos la firma de acuerdos con UNFPA, Flacso República Dominicana, y Koica en materia de acompañamiento técnico; con Sur Futuro, Visión Mundial, Plan International y UNFPA para implementar programas sobre Habilidades para la Vida, Proyecto de Vida, Crianza Positiva y Animación Sociocultural y la sensibilización de 595 servidores públicos y líderes comunitarios sobre la Política, a través de los directorios municipales y juntas locales de protección.
