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Las devastadoras consecuencias de los accidentes de tránsito

El trauma craneoencefálico (TCE) y el trauma raquimedular (TRM), constituyen las principales causas de mortalidad y discapacidad a nivel mundial, tiene una distribución global, y son especialmente prevalentes en países de bajos y medianos ingresos, en donde además existe alta carga por accidentes de tránsito (ADT) y es claro que dichos países cuentan con sistemas de salud ineficientes para abordar los problemas derivados del trauma.

Con esa premisa, República Dominicana (RD) es el país con mayor tasa de mortalidad causada por lesiones en ADT en el mundo, con 65 muertes por cada 100,000 habitantes, según el conteo de World of Statistics, le siguen Zimbabwe, Venezuela, Arabia Saudita y Tailandia con 41, 39, 36 y 32 muertes por cada 100,000 habitantes, respectivamente. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) coloca a RD entre los primeros cinco países con la tasa más elevada de fallecimientos desde el 2000 hasta 2019. Desde 2010, República Dominicana se encuentra en los puestos uno y dos de mortalidad por ADT, excepto en 2011, que ocupó el tercer lugar. Los accidentes de tráfico cuestan además cada año 3.000 millones de dólares al país.

Las lesiones traumaticas del cerebro, columna y médula espinal y las secuelas neurológicas que éstas ocasionan, suelen ser devastadoras. Los pacientes que sufren traumatismos graves en éstas areas y logran sobrevivir, generalmente sufren lesiones incapacitantes que limitan su vida laboral y social, generando una enorme carga emocional y económica para los pacientes, las familias y el país.

Sin hablar de las secuelas neurocognitivas que pueden ocurrir incluso luego de un traumatismo cerebral leve, y que muchas veces pasan desapercibidas en las evaluaciones médicas: insomnio, fatiga, trastornos de la conducta y personalidad, dificultad  para concentrarse, problemas de memoria, visión borrosa o doble, dolores de cabeza, nausas, depresión, etc.

El estudio “Registro Latinoamericano y del Caribe para Neurotrauma Craneal (LATINO-TBI)”, es un proyecto de desarrollo de capacidades para apoyar el estudio del neurotrauma en la región latinoamericana y del Caribe, enfocado en la comprensión de las dinámicas actuales de atención integral, desde la fase prehospitalaria hasta la fase de cuidados postoperatorios o cuidados intensivos generales, con un proceso de análisis enfocado en la optimización de los procesos de atención que permitirán mejorar la toma de decisiones en aspectos clínicos y de políticas de salud pública en cada uno de los países participantes. La República Dominicana, inició a formar parte de este proyecto en enero de 2023 a través del Hospital Traumatológico Dr. Darío Contreras, donde hemos registrado alrededor de 894 pacientes con TCE con resultados interesantes: La edad promedio fue 25 años, el sexo masculino predominó en un 88%, el 76% de los pacientes no superó la educación secundaria, los accidentes de tránsito fueron el principal mecanismo con un 81%, de los cuales un 61% fueron accidentes de motocicleta y el 100% de estos no usaba casco protector, lo cual contrasta con los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), donde más de la mitad de las víctimas mortales de 2022 se desplazaban en motocicleta, un total de 1.670 (57,17 %).

A pesar de que las actuales directrices de la 4ta edición de la Brain Trauma Foundation publicadas en el 2016, han sido consideradas como el documento de referencia para las intervenciones basadas en la evidencia en la atención del TCE a nivel mundial, el protocolo nacional publicado por el Ministerio de Salud de República Dominicana en el 2017 para el Manejo del Trauma Craneoencefálico en Emergencia, se encuentra distante a estas recomendaciones consideradas adecuadas para el manejo de dichos pacientes, lo anterior susceptible de ser ajustado, especialmente si se tienen en cuenta otras guías y protocolos internacionales que están adaptados a los recursos disponibles para diferentes escenarios. Ante este panorama se pone de manifiesto la necesidad de generar estrategias diagnósticas y terapéuticas certeras que permitan mejorar la sobrevida y disminuir la carga de discapacidad luego de un traumatismo cerebral o en la columna vertebral y médula espinal, lo que obliga al desarrollo de programas de educación y actualización médica contínua.

Es necesario enfatizar en el ajuste del protocolo nacional actual con respecto a los estándares internacionales y ajustarlo a la disponibilidad de recursos que pueda llevar a mejores resultados clínicos y funcionales; sumado a esto, el empleo de sistemas de trauma  y el registro electrónico de datos clínicos y epidemiológicos de alta calidad que permitan mejorar la evaluación de resultados para desarrollar estrategias de salud, son esenciales para abordar la carga de neurotrauma en el país.

Dr. Franly Vásquez.

Neurocirujano – Neurotraumatólogo

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